miércoles, 9 de noviembre de 2011

La batalla de Cheyton


Sucedió en un imperio muy lejos, al otro lado de las montañas blancas, en el reinado del gran Marco Aurelio y su heredero al trono el príncipe Velcios.
Cuando éste cumplió 23 años fue la caída de el rey Marco Aurelio, Velcios trató de asesinar a su hermano Cheyton. El abuelo de Cheyton lo ocultó donde Velcios nunca lo encontrara.
Joven, Cheyton fue criado en una tierra pobre, que estaba oprimida por el rey Velcios y por sus grandes ejércitos, ellos tenían la bendición de Filtros, dios de la batalla.
Velcios, el conquistador, empezó a dominar varias tierras con puño de hierro, torturaba a cualquiera (si quería o necesitaba). Algunas personas se hacían pasar por campesinos pero eran líderes, los líderes de la resistencia, Cheyton recibía información de ellos.
Harto de la opresión de Velcios y de ver a su pueblo ser atormentado por el vil dictador, Cheyton quiso alzarse en revolución. Fue a la cueva de los dioses a pedir que le dieran el poder para liberar a su pueblo. Allí una extraña roca despidió varios rayos de luz que se reflejaban en Cheyton dándole una sensación de energía, fuerza y poder.
Cheyton fue con su gente para explicarles a todos que para liberarse de la opresión de Velcios debían pelear.
Cheyton y todos los aldeanos fueron a la batalla. Al final los dioses: Filtron dios del agua, Geimidal dios de la tierra y de la protección, Forcé dios de la fuerza, Fritón dios del poder y Gnaucer diosa del los relámpagos, le dieron a Cheyton su bendición haciendo que el rey Velcios se retirara con miedo y terror.
La batalla duró un mes, no hubo bajas, los guerreros recién entrenados por Cheyton tenían apenas miedo. Ganó el pueblo, Cheyton, ahora, el rey Cheyton.
Él miró al cielo dándole gracias a los dioses por haberlos ayudado.
Ese día nació un guerrero, un héroe, una leyenda.

Autor: Benjamín Batalla Andaur 11 Años Escuela de San Telmo

Los dientes se caen


Había una vez 3 hermanos que eran muy traviesos, uno se llamaba Nicolás y el otro Matías y la nena Juana. Le peguntaron a la mamá si podían salir al patio de la casa y ella les dijo:
-Bueno, pero no se golpeen.
-OK –dijeron.
Matías preguntó:
-¿Jugamos a la mancha?
Juana respondió: -Dale.
Y Nicolás dijo: -Sí.
Empezaron a jugar y Maty le dijo a Juana mancha y el diente de Juana salió volando tan lejos que los chicos no lo veían. Juana lloró y la mamá salió corriendo de la casa: -¿Qué pasó, qué pasó? -preguntó la mamá.
Nicolás dijo: -¡Qué hiciste Matías!
La mamá le dijo a Matías: -Maty, mirá no tenés que golpearla tan fuerte, los dientes se caen como las hojas de los árboles, así que tené cuidado.
Y se llevó a Juana.
Nico consoló a Matías y se fueron a dormir. Al otro día salieron Nicolás y Matías y le dijeron a Juana:
-¿Venís a jugar?, no te vamos a golpear.
A Juana el ratón Pérez le había traído plata y se puso tan feliz que quiso ir a jugar.
Fin

Autora: Lucia Noeli Corsiglia 11 años